A principios de enero de 2023 empezaron a circular noticias de que OpenAI, la empresa detrás de las herramientas de inteligencia artificial ChatGPT y DALL-E, podría ser valorada en 29.000 millones de dólares en una nueva oferta. Al final del mes, Microsoft confirmó que efectivamente había acordado una “inversión plurianual de varios miles de millones de dólares” en OpenAI, que se cree ronda los 10 mil millones de dólares.

Eso fue solo el comienzo. Adept AI, con sede en San Francisco, recaudó 350 millones de dólares en una Serie B en marzo, con una valoración post-dinero reportada de al menos 1.000 millones de dólares. Y Anthropic, un rival de ChatGPT con su asistente de IA Claude, recaudó 450 millones de dólares en una Serie C en mayo, que supuestamente valoró a la empresa en 5.000 millones de dólares.

A finales de junio, la startup de “IA personal” Inflection AI logró una impresionante ronda de 1.300 millones de dólares liderada por Microsoft, Reid Hoffman, Bill Gates, Eric Schmidt y el nuevo inversor Nvidia. Según Forbes, la ronda valoró a Inflection AI en 4.000 millones de dólares.

Muchas otras startups IA han cerrado rondas de inversión en un momento en el que la financiación disminuía en casi todas las demás industrias.

Y los inversores de capital de riesgo no han sido los únicos cautivados por esta nueva tecnología. También las grandes corporaciones han utilizado sus brazos de capital de riesgo, incluidas Google, Zoom Ventures, Nvidia, Oracle y Salesforce Ventures, para invertir en startups IA.

A pesar de la avalancha de dólares de inversión que ya ha visto la IA, se espera mucho más. Desde nuevas plataformas de IA generativa hasta la capa de infraestructura que las respalda o aplicaciones que utilizan la IA en sectores específicos, hay muchas áreas en las que los inversores muestran su interés.